lunes

 

A SUS PROXIMOS 60 AÑOS, LA TORTILLERIA DE DON ALFONSO JAEN, SIGUE VIGENTE!!!

 CRONICA DEL LIC. JOSE ALFREDO BANDALA ALMEYDA

 Una tortilla de maíz es un alimento de forma plana y circular elaborado con maíz nixtamalizado, que se muele, se hace masa y se cuece en comal. Es una preparación de origen precolombino y actualmente se considera un alimento básico en muchos países americanos, destacando México y Guatemala.

LAS MÁQUINAS DE TORTILLAS, UN INVENTO MUY MEXICANO!!!

    Desde la época prehispánica las tortillas son un elemento que no pueden faltar  en la mesa de los mexicanos. De hecho , aún son muchos lugares donde las tortillas se hacen a mano bajo el riguroso ejercicio del metate y el comal. En la ciudad de Oaxaca, es tradicional que en punto de las dos de la tarde, anden mujeres vendiendo casa por casa tortillas hechas a mano . Recordemos  que Oaxaca se distingue por su gastronomía y parte de ella es la tlayuda, una tortilla muy grande que se le agregan varios ingredientes( frijol, quesillo , lechuga, aguacate en rodajas, tasajo, chorizo o cecina, sin faltar una buena salsa de chile de árbol) para degustarse.



    Fue en 1904 cuando Everardo Rodríguez y su socio Luis Romero, idearon un aparato que produjera tortilla en forma masiva. Este aparato producía tortillas cuadradas y no fueron muy exitosas por su forma.

    Treinta años después, otro inventor produjo una nueva máquina automática. Su nombre es Fausto Celorio, quien inventa la actual tortilladora.

    En la actualidad hay más de 110 mil tortillerías en el país, según el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas( DENUE).

    En esta semana recordamos la gran labor de un Hidalguense avecindado en nuestra linda ciudad, el Sr. Alfonso Jaén Rodriguez , nacido un día lunes 27 de Marzo de 1905 en Actopan , Hidalgo y cuyos padres lo fueron el Sr. Isaac Jaén Mejía y la Sra. Cruz. Rodríguez Bautista.

    La familia Jaén Rodríguez a principios del siglo pasado, tenían una hacienda en su natal Actopan, Hidalgo pero cuando estalla la Revolución en 1910, los revolucionarios la tomaron y toda la familia tuvo que salir huyendo.


    Unos años después, el joven Alfonso, se fue a radicar a la cd. de México donde trabajó en la Compañía de Luz y Fuerza del Centro pero lo despidieron porque intentó organizar a los trabajadores a través de un sindicato . De inmediato emigra de la capital del país y anduvo por varias partes de la república vendiendo escencias de perfumes y es así como llega a Las Choapas en la década de los 40´s.

    En Las Choapas instaló un almacén de ropa  donde vendía productos importados de Europa  como ropa, sombreros , latería fina. En esos años nuestra ciudad era un campo petrolero en expansión y sus principales clientes lo eran las familias de los ingenieros y trabajadores que laboraban en las compañías petroleras extranjeras.

    El almacén fue cerrado y posteriormente abrió una carpintería, de hecho, a él le toco fabricar las sillas que actualmente están en la logia Benito Juárez y en pago le ofrecieron una planta en Pemex , pero no aceptó, le tuvieron que liquidar en efectivo($). En la carpintería se lastimó un trabajador  y esa fue la causa por la que se la transfirió al Sr. Lucio Flores.

      El joven Jaén se casa con la Srta. Socorro Jiménez García y tienen a sus nueve hijos: Elvia (+), Cruz María, Aurora, María Luisa, Eugenia, Carlos Alfonso, Bernardo, Alberto y Gerardo.

    Corría finales de los años 40 y don Alfonso decide probar suerte al abrir uno de los primeros molinos de masa en la calle Revolución y unos meses después se muda a la calle Independencia de la col. Campo Nuevo que es donde se establece en definitiva. Su molino no producía masa nixtamalizada, sólo maquilaba el maíz que la gente llevaba a moler .

      Posteriormente , ya en los años 50's, inició con la venta de masa de maíz. Ahí , en su casa, tenía una bodega donde guardaba los sacos de maíz y leña donde en grandes cazos se cocía el maíz de manera rudimentaria.

    Uno de los primeros molineros en Las Choapas, los fue don Fernando Piedra, en la calle Moctezuma de nuestra ciudad.

    Antes de que en Las Choapas existiera la primera tortillería, el Sr. Remedios Aguillón , entrañable amigo de Don Alfonso, hacía barbacoa de res cada fin de semana y llegaban de muchos lados a comprarle. Cuando hacía un evento para políticos, eran varias reses las que mataba y le mandaba a hacer las tortillas a Don Alfonso, entre 40 y 50 kgs. Eran su esposa y sus hijas Elvia(+) y Cruz María quienes las hacían a mano . No era nada fácil ya que usaban estufa de petróleo.

    Durante los eventos del año del Sr. Aguillón, don Alfonso le daba fiada la tortilla y la masa al igual que a otros petroleros,  al final del año , con el aguinaldo, le liquidaban las cuentas y en agradecimiento les regalaba un pavo. Obvio, hubieron quienes no pagaban.

    Es así como en el año de 1966, abre al público “ Tortilleria Don Alfonso” en la calle Independencia # 906. Col. Campo Nuevo. La ciudad estaba en expansión y se necesitaba un expendio que ofreciera tortillas como alternativa de la masa de maíz.

    Don Alfonso compró la primera máquina , era redonda, luego se cambiaron por máquinas marca Celorio, se compraron dos, que trabajaban todo el día. Ese fue el principal negocio de la familia Jaén.

    En esa época que apertura su torillería , no tenía competencia ya que los dueños de las mismas habían acordado no establecerse cerca unas de otras y las que había eran la de él en campo nuevo, la tortillería de Tepito  de Don Rafael Moreno, la de Don Arturo Cruz en la calle Revolución y la de Don Eloy Miranda, en la calle Hidalgo, frente a abarrotes la Purga.

  Es importante mencionar que la primera tortillería que hubo en Las Choapas la puso Doña Juanita Palacios en la col. Agraria, luego se cambió por los tanques de agua dejando encargada  a su hermana Mercedes viuda de Sechi .

      El Sr Jaén, desde que se organizaron los dueños de tortillerías de Las Choapas, fue presidente de la Unión de Molineros , él hacía en una máquina de escribir marca Remington, los recibos para pago de impuestos de todo los agremiados . Su hija Cruz María, se encargaba de recabar las firmas y el dinero de los molineros para pagar los impuestos. Desde la sabana, con Don Ángel Arias. En el barrio de las flores, con Don Panchito. En Tepito, con Don Rafael Moreno. En la col. Agraria, con doña Juanita Palacios,  En la calle Revolución, con don Arturo Cruz, doña Serapia de Zamacona, Don José Mendoza y atrás de donde actualmente se encuentra el ADO, con don Manuel Cadena. Esa responsabilidad la tuvo hasta 1980.

    Parfectamente recuerdo cuando nuestras mamás nos decían que “fueramos por las tortillas” , era el “castigo” más grande para un niño ya que era de esperarse hasta más de una hora en la fila para comprar mínimo los 2 kgs que nos encargaban comprar y “ no nos mandaran pronto” por más. En lo que impacientemente esperábamos, nos poníamos a jugar con los demás niños, porque eso sí, era a puros niños a quienes nos mandaban ya que los papás andaban trabajando y las mamás, en las labores del hogar.

    La tortillería de Don Alfonso, desde su apertura tuvo mucha venta pero fue en la década de los 80 que no se daban abasto. Se producían para su venta, hasta mil kilos por día entre masa y tortilla.

    Debido a la gastronomía de nuestra ciudad, combinada de tabasco, Yucatán y Veracruz, era mucha la masa que vendían para los antojitos como empanadas, panuchos, gorditas, picadas , pellizcadas, atole y no se diga para el 1 y 2 de Noviembre, eran días especiales para la gran venta de masa para los tamales.

    Era necesario que estuvieran 5 personas atendiendo las decenas de clientes con un horario de 5 am a 8 pm en temporada alta. En temporada baja, era de 5 am a 4 pm. Era tanta la bonanza de la tortillería en esos años que en horas pico, la fila era de 40 a 50 personas , hasta la esquina de la calle Concepción, una cuadra. Don Alfonso siempre se preocupó por que se les atendiera lo más rápido posible pues sabía que la mayoría estaba bajo las inclemencias del sol radiante , pocas personas llevaban paraguas.

     “Tortillería Don Alfonso” fue proveedor de la CONASUPO  y de la empresa PROTEXA , encargada de construir el gasoducto en los ochenta.   

    La marca de harina que siempre han usado es la Maseca , con maíz nixtamalizado, porque las tortillas salen más suaves y da un mejor rendimiento por kg de harina. La Marca Minsa se usó poco, sólo se utilizaba cuando la Maseca era escasa.

    El kg de tortilla en los  70¨s y 80´s fluctuaba entre $ 3.50 a $ 7.00. en la actualidad, anda por los $16.00.

    A partir de 1976 , empezaron los vendedores de tortillas en triciclos y motos, lo que benefició enormemente a los “ chamacos que se rehusaban a hacer esas largas filas” y don Alfonso tuvo que adaptarse al cambio y también metió vendedores ambulantes de su producto por toda la ciudad. No afectó grandemente esta nueva forma de venta del producto .

    Un día ( principios de 1990) tuve la oportunidad de entrevistar al Lic. Jaime Costa Lavin, quien era el director General de GRUMA( Grupo Maseca) y me dijo que el negocio de la venta de tortillas en MÉxico era tan próspero que a la máquina de tortillas “ le metías masa Maseca y producía dinero”. 

    El Sr Alfonso Jaén , probó en diferentes oficios y en su momento eligió el adecuado, el más próspero pero con una carga física de trabajo muy pesada. Esa tortillería le dio la gran oportunidad de poder darle estudios a sus hijos, algunos a nivel profesional y  quienes el día de hoy son ejemplo de superación: Carlos,  estudió la licenciatura en Geografía en la Universidad de Guadalajara. Radica en Zamora, Mich. Bernardo, estudió licenciatura en Economía en la misma universidad, posteriormente una maestría en economía en la UNAM, también estudió una segunda maestría en economía y cambio tecnológico en la UAM Xochimilco, y al final, un doctorado en Ciencias Sociales. Radica en la bella ciudad de Guadalajara. Alberto, estudió Ingeniería en Electrónica e Instrumentación en el Instituto Tecnológico de Minatitlán. Actualmente vive en Sao Paulo, Brasil.

    En las grandes ciudades se corría el rumor de que en las tiendas de autoservicio ya se vendía tortillas pero a las tortillerías  choapenses no les afectaba sino hasta la llegada de esas cadenas de tiendas y se acentuó en el 2017 . Cuando notaron el bajón en la venta de tortillas, el negocio se amplió con nuevas estrategias de negocio. Se empezó a vender salchichonería, refrescos, lácteos, el éxito fue la venta de bolitas de tamarindo preparados en casa. En otras tortillerías, se empezó a vender arroz y  frijol ya cocinados, chiles en escabeche, salsas ,como complemento para la comida y con esa venta equilibraban los ingresos que habían dejado de darse por el descenso en la venta de la tortilla.

    Al fallecer don Alfonso , un domingo 30 de Julio de 1989, es su hija Cruz María , quien se hace cargo de la tortillería. Poco a poco, ella, con sus hijos y sus hermanos, emigran a Guadalajara y otras ciudades del país y extranjero con la firme intención de estudiar y ejercer sus profesiones.

    Ante la imposibilidad de que la familia siguiera atendiéndola, en octubre de este 2020, la tradicional “Tortillería Don Alfonso”, sigue en el mismo domicilio como desde hace casi sesenta años , pero con nueva administración y ahora se llama “ Tortillería mi Lupita” ya que quien les renta les pidió a la familia Jaén Jiménez autorización del cambio de nombre. Patricio Alvarado, fue empleado de Don Alfonso por muchos años, le sabe al negocio y le tiene cariño.

    Son solo dos personas quienes atienden ahora y el horario de servicio es de 8.30 am a 4 pm

   Don Alfonso, a pesar de pasar muchas horas coordinando su negocio, se daba el tiempo de leer, de comer en familia, y en repetidas ocasiones, la sobremesa se juntaba con la llegada de la cena. Él vivió en la calle Independencia desde finales de los 40 y principio de los 50´s, hasta el día de su fallecimiento en el año de 1989.

    Fue muy querido y respetado por todos sus vecinos, tenía la convicción de ayudar a todos . muchos estudiantes llegaban a preguntar alguna tareas de sus escuelas y él siempre accesible a apoyarlos. Quienes tuvimos la oportunidad de estudiar con alguno de los jóvenes Jaén Jiménez pudimos constatar de que eran “los cerebritos del salón” y esa era la mano de Don Alfonso puesta en ellos.

    Don Alfonso no creía en la iglesia, pero si en Dios . Su lema era “ Con ser buen vecino , padre y esposo , con ayudar a nuestros semejantes , con eso cumplimos los mandamientos de Dios”.

    Cúal será el futuro de las tortillerías tradicionales? Se le cuestiona a Bernardo Jaén y nos contesta que las tortillerías tradicionales de las ciudades pequeñas siguen con mucha demanda pero que en las ciudades grandes, no les ve buen final ya que las tiendas de autoservicio les han competido fuertemente desde hace varios años y para el consumidor es más fácil y práctico llevarse las tortillas cuando esté haciendo su despensa .

    Quienes conocimos al Sr. Alfonso y sus hijos somos testigos de que fueron una familia unida y muy trabajadora, que su lema lo era trabajo, unión familiar y superación . La necesidad de forjarse una vida mejor hizo emigrar a todos los hermanos Jaén Jiménez y desde donde se encuentran, añoran su tierra, la mencionan con ese orgullo que les da ser choapenses.

    Hoy rendimos ese reconocimiento a este gran hombre que llegó de la tierra del Mezquital (Hidalgo), para asentarse en nuestra ciudad, formar una familia y dedicarse siempre a velar por la superación de sus hijos.

RESPETUOSAMENTE

JOSE ALFREDO BANDALA ALMEIDA

    Agradezco enormemente a los hermanos Bernardo, Carlos y Cruz María por la información proporcionada para la realización de la presente crónica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario