DOÑA CARMEN, DONDE CENAR ERA UN DELEITE...
CRONICA DEL LIC. JOSE ALFREDO BANDALA ALMEYDA
Carmen López Hernández ( 1943-1989)
Doña
Carmen, como todos los choapenses conocimos a esta gran señora de la cocina,
nació un 16 de Julio de 1934 en una ranchería del estado de Tabasco llamada
Alvarado y fallece un 16 de junio de 1998 a la edad de 64 años.
Desde muy
pequeña quedó huérfana de padre y madre, llega a vivir con la Sra. Matilde
Hernández López al callejón Cruz roja Num 15 , cerca de la casa Prados de
nuestra ciudad. Doña Maty era pariente de la mamá de esta niña.
Doña
Carmen siempre agradeció al hogar que la recibió y al barrio donde vivió toda
su vida, al barrio de Candela donde ella fue reina del carnaval que año con año
se efectuaba y que era organizado por doña Asteria , don Leonardo y doña Cheya,
papás del popular Blanditas. Participaban todos los vecinos, se cerraba la
calle Rébsamen, la adornaban y se ponía un template donde se hacía la
coronación.
Desde
muy joven , esta jovencita tabasqueña tuvo que trabajar y a los 18 años entró
de mesera al restaurante Veracruz, ubicado en el parque Hidalgo donde conoce
Felipe Solórzano con quién tiene dos hijas. Desafortunadamente, Carmencita
queda viuda a los 4 años después y por la buena relación que llevaba con los
papás de Felipe, los señores Gustavo Solórzano y Hermíla Rosique, la apoyaron .
En esos
momentos de desesperación pie su viudez, tiene que dejar el trabajo de mesera y
doña Julia le ofrece traspasarle la cenaduría que por muchos años atendió pues
se sentía cansada y estaba enferma. No lo pensó dos veces y doña Carmen acepta el compromiso y
tuvo que enviar por un tiempo a sus dos hijas a Tuxpan con sus abuelos
paternos.
Fue así
que en 1964 doña Carmen inicia una nueva etapa al hacerse cargo de la cenaduría
más conocida en las choapas, ubicada en Emilio Carranza # 16 esq Juan Álvarez
en el barrio de candela.
Ni doña
Julia, ni doña Carmen le pusieron nombre a su cenaduría, todos en las choapas
decíamos:" vamos o fuimos a cenar con doña Julia o doña Carmen".
El
traspaso era únicamente por el mobiliario y los trastes , la renta era muy
aparte. El acuerdo entre ellas es que doña Carmen le iba a dar un diario($)
hasta liquidar el adeudo. El dueño del local, sr Leonardo Villamayor , nunca
quiso vendérselo a pesar de habérselo rentado por más de 35 años.
La vida
de doña Carmen empezó a mejorar y pudo
comprar su casa con la ayuda de doña Maurilia Barbosa quien le prestó $30,000
para adquirirla.
El
carácter y disponibilidad para atender a su clientela fue la clave del éxito,
tenía 3 empleadas y desde las 8 AM empezaban a cocinar para tener todo listo y
dar el servicio de 4 pm a 2 de la mañana.
Quién no
tiene la clara imagen de esta linda señora, verla con su lento caminar, con la
bolsa de mandado colgada de su brazo y cruzar el parque central de nuestra
ciudad con rumbo al mercado Hidalgo para comprar el pollo, lis camarones secos
con las paisanas, la carne de res , con Solís; la de Puerco, con Toribio. Las
verduras, las compraba en el mercado sobre ruedas y los abarrotes , en la
mexicanita.
Doña
Carmen, al adquirir la cenaduría de doña Julia, tenía un gran peso por la fama
que la dueña anterior había alcanzado al vender ricos antojitos y cuyo menú se
respetó. Solo se modificó la forma de hacer las blanditas. En la nueva
administración, a la tortilla normal , se le redujo el tamaño recortándola con
un vaso y ese fue el éxito,cel nuevo tamaño y los ingredientes.
El menú
de doña Carmen eran los tradicionales panuchos, las blanditas, arroz con
camarón, plátanos fritos con queso y crema, milanesa, pollo frito, tacos
fritos, huevos cocidos, patitas en vinagre. Para beber había café, leche
preparada, agua de Jamaica, refrescos embotellados.
Trabajaba todos los días de la semana. De lunes a jueves atendía un
promedio de 150 personas pero viernes, sábados y domingos ese lugar era una
romería pues era visita obligada después de ir a pasear al parque.
Los
únicos días del año que no trabajaba era en semana santa y aprovechaba para
organizarse con sus amigas del barrio como doña Narcisa Barbosa, Celia Gómez,
Nelly Domínguez, Nina Casasus, Julieta Hernández, Carmita Jiménez, los Maliachi
e ir en familia a la playa de Paraíso y la la laguna de la poma rosa.
Claramente recuerdo que en sábado o domingo, mis papás nos llevaban a
mis hermanos y a mi, de paseo al parque, iban también mi abuelita, mis primos y
tías. Alrededor de las 9 de la noche, nos íbamos a casa de mis abuelitos , Don
Cornelio Almeida y Carmen García, quienes vivían a una cuadra , en la calle 20
de mayo. Tenían de vecinos a Don Manuel
Villegas, al profr. Antonio Torres Mora, a Chucho Urbina, a doña Ana Platas, a
doña Candelaria Lezama( mamá de Julio, Marco, Ricardo,Julia y Eugenia Morales,
alias la peluda). También estaba doña
Felipa, mamá de guabina y Froylán. Doña Matilde Cadena, mamá de Chuchín,
Silvia, Margarita y Bertha.
En
cuanto llegaban a del parque a casa de mis abuelitos, en automático nos íbamos
mis hermanos y mis primos Pedro, Guillermo y Juan Carlos a cenar con doña
Carmen, quedaba a una cuadra. Que risa les daba a los clientes que en cuanto
entrabamos le gritaba a doña Carmen " Doña Carmen, me da un kilo de arroz
con camarón para cenar por favor". Obvio, a mis casi 10 años de edad, no
tenía idea de lo que era una orden de un kg de arroz. Ella, como siempre, con
una sonrisa, me servía una orden para un niño de mi edad.
Otra
anécdota que tengo muy presente es que cuando mi padre, dr Rubisel Bandala
salía con si descanso, en punto de las 12 del día , salía de casa bañadito y
perfumado con rumbo " al triángulo de las bermudas"... Llegaba
primero a su jugada de Dominó, después de unas 4 horas de mover fichas , ya le
daba sed y primero se " iba al cielo" a tomarse las primeras frías,
dos horas después, se " pasaba al infierno" para tomarse las
camineras. Antes de irse a casa, era visita obligada pasar por los panuchos,
blanditas y empanadas con doña Carmen. Llegaba "tambaleándose" pero
cargado de cena para sus hijos y nosotros éramos inmensamente felices.
Si de
cenaduría se trataba en esos años en las choapas, el referente era doña Carmen
a donde llegaban desde los políticos de moda como onésimo, chato prados,
Nachón, Manuel Izquierdo hasta el obrero más sencillo y a todos los atendían
por igual.
El
popular barrio candela, dónde vivió Lupe la mala, su hermano Viviendo, el chato
Prados, chimino, Tapia, Blanditas, Caeco, Rosalino, los Urdapilleta; el finado
caguamo, su hermano, Pancho Palomas, Paco Ferreiro, los Maliachi, José Luis
Maravillas, Delta Rodríguez, Goyo Torruco, el sr Riquelme, el paletero Vidal,
Cheo y su hermana Alejandrina hacen junto con doña Carmen una de las historias
urbanas más lindas de nuestra gran ciudad.
Por la
cercanía con la casa Prados, era por de faul ir a cenar después de uno de los
bailes que se hacían en ese salón de bailes . Cuando fue la Sonora Santanera,
después de haber interpretado los éxitos como " Luc s de Nueva York, la
boa, el mudo, bómboro quiña quiña" entre otros, se vieron entra a la
cenaduría de doña Carmen a Carlos Colorado, silvestre Mercado, Juan y Pepe
Bustos, Andrés Terrones y se fueron fascinados de lo que habían cenado.
Nunca
dejaré de agradecerle a Dios y a doña Julia por haberme dado la oportunidad de
ser dueña de este negocio y con ello darle una vida digna a mis hijos "
solía decir esta señora que era toda bondad. Cada fin de ciclo escolar, a cada
niña de candela que hubiese pasado de año, les invitaba a cenar sin cobrarles
ni un peso.
Cuatro
sin los hijos que tuvo doña Carmen: Isabel, Bertha Lila, Guadalupe y Arturo.
En la
actualidad, es su hija Bertha Lila quien continúa con la tradición y el mismo
sazón de vender cenas en domicilio conocido, cerca de la casa Prados y para
mayor comodidad, pueden hacer sus pedidos a su número celular ( 923 10 56321,).
Gracias
, muchas gracias doña Carmen, hasta donde usted se encuentre por haber hecho
feliz a muchas familias choapenses con sus ricas cenas.
ATENTAMENTE
LIC. JOSÉ ALFREDO BANDALA ALMEIDA
Agradezco a Bertha Lila Solórzano , a mi primo Pedro González Almeida y
a mi hermano Marco Antonio Bandala por aportarme información relevante para la
realización de esta crónica.
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